“No es lo que dices, sino, cómo lo dices…” espera un minuto,
esa frase era muy femenina, y ahora los varones van por ahí diciéndola para
sacarnos de onda y usar nuestras armas a su favor.
La realidad es que las mujeres hemos invadido ciertos
terrenos en los que predominaban los hombres, y ahora las mujeres tienen éxito en
actividades como conductoras de taxis y levantamiento de pesas. A partir de ahí
creo que ahora los hombres han tenido que desarrollar más técnicas propias del
género femenino para sobrevivir, tales como el berrinche y el chantaje. Solo les falta ir al baño en grupo...
Y no es que unos terrenos sean de ellos y otros de ellas,
este mundo es de todos y para todos hay, el arte de convivir es interesante
pues sí somos diferentes, únicos e irrepetibles cada uno.
Lo maravilloso de todo esto es que somos fascinantes y sobre
todo en pareja. “No hay nada más erótico que una buena conversación” leí por
ahí y qué tal cuando, sobretodo en pareja, nos cuesta trabajo comunicarnos…
Nacimos humanos con el reclamo y los prejuicios en la mano,
he ahí el verdadero castigo de algún pecado “original” o “copia” cometido. Entonces
asumimos cosas y creemos que conocemos tanto a nuestra “media naranja” o “cebollita
para llorar” (diría mi mamá), que somos expertazos en cómo va a reaccionar y
qué va a decir, y entonces nos bloqueamos y no hablamos y mucho menos
escuchamos.
Esta vida es tan corta o tan larga según nosotros mismos nos
la diseñamos y la elección es pasarla bien o mal. La verdad es que es más fácil
ser felices, pero a los seres humanos nos gustan los retos y complicarnos, y
eso también puede ser divertido. Disfrutar todos los sentimientos y no dejarnos
sobrepasar por ellos es lo más sano. Lo ideal es agradecer y sonreír, por ahí
podemos empezar.