martes, 28 de diciembre de 2010

Gracias a lo que ha dejado el año.

Heme aquí al final del año, tirando cosas que no sirven, vaciando papeleras de reciclaje, escombrando, y también recordando.

Este año hice lo disfruté mucho, hice muchas cosas, cambié un par de veces de código postal y por ende de número de celular. Un par de propósitos no los cumplí, pero solo un par, las prioridades cambian. Igual de importante son las cosas que no hice porque no quise.

Conocí a muchas personas interesantes, desde creyentes recalcitrantes hasta agnósticos empedernidos y desde luego con muy variados gustos y fascinantes diferencias; artistas, políticos, deportistas, etc. En común, encuentro orgullosamente, que la mayoría, les guste o no lo que hacen, son personas muy trabajadoras e interesadas de alguna u otra manera por el país. Me divertí mucho; sufrí estrés como nunca antes, aun así, no enfermé; excepto el día de mi cumpleaños, no podía salir del baño, mientras los demás disfrutaban la fiesta, me golpeó la idea de que se me acaban los veintes... Me enamoré de mis actividades, de mi vida y de la Ciudad de México, me encantada en verdad.

En “el balance” lo más importante son las personas que forman parte de mi vida, a las que ya conocía y se consolidaron más, a las que conocí, a las que no frecuento más, a las que se fueron; todas significan en mi vida, todos y cada uno me han dejado recuerdos muy lindos. Y lo que menos olvido son aquellos han sido agradecidos conmigo. Por eso, cultivo el agradecimiento también de la existencia de todos los que han enriquecido mi vida, les agradezco mucho todo lo vivido.

A todos por medio del universo, les mando abrazos cariñosos, bendiciones y los mejores deseos. Viviendo el presente con el aprovechamiento de lo que se ha vivido, para que, si hay mañana, sea cada vez mejor.

jueves, 23 de diciembre de 2010

DIÁLOGOS ENTRE EL CORAZÓN Y EL CEREBRO I

PARTE I

Cerebro: - Mi querido corazón, me da mucha pena esto que te he estado haciendo últimamente. Sé que he saboteado las últimas relaciones que se te han presentado, pero es que ¿para qué?. La verdad es que es mejor evitarlas, no tienen ningún caso. Así te prevengo de muchas lesiones.

Corazón: - Estimado cerebro, no sé si el que me prevengas de rupturas sea lo mejor para mi; creo que si es la situación correcta me ayudará a madurar, y por otro lado, luego no estarás arrepintiéndote. Así que sabotear no creo que sea la mejor manera. Por favor piensa bien con quien sí y con quien no, antes de arruinar todo sin distinguir.

martes, 14 de diciembre de 2010

Reflexión en mi "campo de fuerza"

He escuchado muchas historias “de amor y de horror”, en las que un individuo pone mucha dedicación y empeño en una relación desde antes de que empiece, pero que, dadas las circunstancias y las características de la situación, se entiende que no llegarán a ningún sitio. El individuo insiste y en contra de todo, hasta de sí mismo, lucha por ganarse un lugar, adaptarse y/o adaptar al otro y enseñarle, sin que el otro aprenda mucho, a tener una relación de la cual alguno de los dos termina huyendo.
No sentí que lo perdía, sentí que estuve cerca de tenerlo, osea, que nunca lo tendría.
Esa tarde, mucho antes de que oscureciera, me metí en la cama. Quería crear un campo de fuerza entre mis cobijas para no desconcentrarme, para reflexionar el "para qué desperdiciar mi energía en él. ¿o con él?"
Recordé y aún recuerdo perfectamente el día en que lo conocí. Enseguida escuché dentro de mí: "drama, no mires, ese no, voltea para otro lado" y cerré los ojos para no oír.  Demasiado tarde, con todo lo que me robaba el aliento, pues mi cerebro no se oxigenaba igual, por lo tanto, me costaba mucho trabajo pensar; y con la “química” impresionante que tanto nos atraía el uno hacia el otro, pues, me dejé llevar, a algo que no existía pero ahí estaba. De repente yo ya sentía algo que la verdad desconocía, hacia alguien que no era yo.
Estaba en mi cama pero me repetía constantemente: “¡despierta!, ¡pon los pies en la tierra!. Lo que yo quería era pensar y no sentir, y mucho menos sentir algo que quien sabe que diantre era. Es más fácil pensar dentro de “mi campo de fuerza”, de esa manera logro retener mis pensamientos y evito que echen a volar; además, requería toda de la energía que pudiera juntar (sin sol y sin carbohidratos). Con todos los suspiros y el calor que se acumulaba, lo estaba logrando.
¿Será que hay gente que no sabe qué es que lo quieran, o simplemente no sabe lo quiere? ¿Será que somos adictos a eso? Al vértigo, al dolor. Yo no, me niego.
Respiro profundo, pero no me cabe todo el aire que necesito. Que rara esa sensación de romper algo. Que fea la incertidumbre.
Y ¿qué hago con todo este amor que tengo para dar?, siento como si se acabara para siempre, pero no, todo lo contrario, la realidad es que es muchísimo. Pues decido ponérmelo cómodamente a mi misma, en mi corazón. Ya habrá con quien compartirlo. ¡Qué bueno que elijo ser feliz!.

martes, 7 de diciembre de 2010

¿pARA qUÈ SIEMPRE y NUNCA?

         Quiero permitirme, (permítanme por favor) escribir dos palabras que no acostumbro usar, por aquello de evitar dramas y conflictos: SIEMPRE y NUNCA, las pondré en las siguientes oraciones:
  •  Es un hecho que lo que nos enseñan en la infancia no sirve siempre.
  • Las prioridades nunca están estáticas.
Todos los días (no siempre) antes de salir de mi casa, dejo mi cama arreglada y tendida. Mi madre, cuando yo era niña, me decía que si no se llevaba a cabo esa práctica se meterían bichitos y arañitas entre las sábanas. Obvio no tengo fobia a las camas desarregladas pero sí a las arañitas. Me he descubierto a mí misma, antes de dormir, revisando que no estén “bichitos y arañitas” entre las sábanas esperando pasar la noche conmigo.

Muchas veces (no siempre) vamos por ahí dando tumbos, dándole gusto a unos y a otros, aceptando un café cuando no tenemos ganas; y el café es lo de menos para los que no somos alérgicos, ¿qué cantidad de gente va tratando de agradar a otros?. ¿Para qué nos exigimos tanto si ni siquiera sabemos lo que queremos? ¿Para qué vamos atendiendo las necesidades de otros cuando ni siquiera nos lo piden?

El que me diga que nunca ha escuchado la frase “sé tu mismo” o “nunca cambies” en la vida, le doy un peso. Muchas gracias a los que lo dicen, sin embargo, no podría dejar de ser yo misma, tendría que morir.

Podemos "cambiar" algunas cosas, de hecho, mejor nos vale modificarlas en cuanto nos damos cuenta de que no sirven. Las acciones y las relaciones, mientras funcionen. Es una realidad, no podemos modificar a los demás, ni hacer que sientan tal o cual por nosotros.

Lo que sí podemos hacer es cambiar nuestra realidad. Soñar tan alto o lejos como queramos no es el problema; la manera, el cómo y qué estamos haciendo para lograr nuestras metas, es lo que realmente importa. Y no siempre lo que importaba ayer es lo que importa hoy, o importará mañana. Sin temor a lo nuevo o diferente, aunque no te lo hayan enseñado nunca, apréndelo.J