viernes, 4 de abril de 2014

Muerte y Experiencia

Lo conocí en una de las etapas de mi vida, era, como se puede decir, de las mejores personas que he conocido. Creo fervorosamente que todos los que lo conocieron se conmovieron con su muerte.

Son extrañas las sensaciones, es increíble la muerte, la niegas; enseguida, la boca se seca, es real y no lo puedes creer. Recuerdas algunas anécdotas y sonríes. Luego piensas en sus más cercanos y ahí duele, viene esa punzada intermitentes y constante, y duele, fuerte adentro, cerquita del corazón, donde segurito está el alma.

No salen palabras, como si no supieras lenguaje alguno. Te preguntas por qué?. Debe de haber algún modo de sacarse el molesto y persistente dolor, con la razón no lo consigues. Y vienen muchas preguntas,  preguntas que no haces a diario; qué pasa con lo que te faltó decir,  con lo que que te faltó compartir, con lo que te faltó querer.

Surge la imagen de un amor perpetuo, indestructible y para siempre, que no acaba con la muerte.

Para que sea buena una experiencia, dicen, hay que lograr entrar y saber salir.