¿Por qué no?
- Porque nos recuerdan nuestras fallas y áreas de oportunidad.
- Porque pueden manifestar frustración si no se logran.
- Porque requieren trabajo y/o buenos hábitos.
¿Por qué sí?
- Porque dan sentido a cada una de las acciones de nuestra vida.
- Porque ponen claro qué es lo que queremos y a dónde queremos llegar.
- Porque nos recuerdan de lo que somos capaces.
- Porque nos producen muchas satisfacciones al lograrlos.
Si aún no has hecho tus propósitos, todavía es buen momento,
y mañana también, y cada día. Y si no has logrado alguno, es muy probable que
lo que esté mal no sea el propósito, sino lo que estas haciendo para lograrlo;
la buena noticia es que se puede rectificar cuantas veces sea necesario.
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