martes, 31 de mayo de 2011

Antipatías malignas.


   En esas charlas para arreglar el universo, o por lo menos nuestra vida, platicamos lo que queremos hacer, tratamos de darnos a entender, pero en realidad y pensandolo bien, no ponemos atención a los demás, no escuchamos, vemos nuestro celular o el reloj u otra cosa, pensamos en nosotros y ya.

No entraré en conflictos sobre si existe diferencia entre oír y escuchar; entre prestar atención a lo que se oye y percibir con el oído los sonidos. Lo realmente importante son las repercusiones de no hacerlo, ¿cómo generar empatía si no conocemos a los demás y lo que les sucede? Y nos preguntamos por qué cada día somos más intolerantes. Esa acción, escuchar, es la acción menos egoísta que se me ocurre en este momento, y además, también es gratis.

Claro es fácil interesarnos en lo que hacen los demás solo en la medida que eso nos afecte, positiva o negativamente. De lo que no nos percatamos es que quizá inmediatamente no hay repercusión, pero este mundo es muy pequeño, da muchas vueltas y eventualmente, lo hará… ά

2 comentarios:

  1. poca atención a la rapidez de la vida
    jotace

    ResponderEliminar
  2. Me agradan mucho tus reflexiones, sentí como si yo las hubiera escrito.

    ResponderEliminar