“Amiga:
duerme!, todos los rumores son reales”.
“Duerme!” ordenó
mi cansada y ojerosa amiga a unas semanas de nacido su bebé, mientras yo estaba
a unas semanas de tener a la mía.
Pero ¿qué no se
acuerda que ella en mi condición, tampoco podía dormir? – pensé - ... Aún así,
ella estaba enamorada y feliz.
Le dije que sí a
mi amiga, que iba a dormir; no le pedí que recordara lo pesada que estaba la
panza y lo difícil que era acomodarse para dormir y respirar, el dolor de
espalda, y sobre todo, la ansiedad de la emoción.
Es común que durante el embarazo y ya teniendo al bebé, la gente
te da consejos sobre su verdad absoluta, que en la práctica será muy diferente
a la tuya, pero ayuda.
Efectivamente
todos los rumores son reales, y aunque todas somos diferentes y pasamos por
diferentes cosas en el embarazo, las que han sido mamás, entran en complicidad
automática con las embarazadas, y te platican todo... Bueno, no todo… hay
detalles que olvidan; y es que eso que sientes por el bebé, de alguna manera
provoca amnesia de las cosas más difíciles durante el embarazo.
Sí “Amnesia de Amor” es mi diagnóstico, porque el lleno de felicidad
que te da tener un bebé, y el enorme agradecimiento
que se siente, son más grandes que cualquier momento difícil que haya pasado.
Yo tuve un
embarazo perfecto y feliz. Y feliz también porque prometí no
llorar, excepto en dos ocasiones que ya la situación me rebasó… no lloré por
aquello de que “fuera a salir chillona la bebé”...
Lo cierto es que
en el embarazo todo es nuevo y descubres muchas cosas, como el gran mito aquel
de los antojos; porque más allá de comer todo lo que quieras, comes lo que
puedas comer, lo que no te caiga mal, lo más sano, lo que no te de nauseas o
indigestión, porque en el embarazo la digestión no funciona óptimamente y bajan
las defensas, sí! Leíste bien, bajan las defensas y se está más propensa a
enfermar.
Otra sugerencia
que me daba mucha risa en particular era cuando me decían: “¡cántale!”. En lo
personal me gusta cantar, me encanta, soy una persona cantarina, pero no lo
lograba! Apenas me entraba aire suficiente para poder respirar; y cantar? no sé
si las profesionales lo logran, pero yo no, no me cabía más nada por dentro.
Otro
descubrimiento fue la comezón, nunca en mi vida había sentido más comezón, un
perro pulgoso se queda corto en comparación mía. En todas partes, piernas,
cuello, en todos lados. No existe crema o emulsión alguna en el mundo que
elimine la sensación de escozor en la piel. Tranquilas, no a todas
les pasa, cabe mencionar que yo no tuve nauseas ni un día, por ejemplo.
Al final se olvida el dolor y las molestias, todo tiene remedio, o
pasa, y la aventura se queda en el corazón y abona a la satisfacción y el
agradecimiento.
Lo que es una
realidad es que una vez teniendo a tu bebé todo es maravilloso, el sentimiento
es indescriptible. Te sientes exhausto y no importa, y tu cerebro no funciona
igual, y no importa.
No hay sacrificio que valga si se la pasa uno quejándose; yo puedo
decir que aunque mi parto fue natural y estuve en trabajo varias horas, no
recuerdo el dolor, sé que lo tuve, pero de verdad, no lo recuerdo.
En cuanto vi a mi hija todo mi ser se llenó de amor y felicidad,
ese amor y felicidad que aumenta todos los días cuando junto con mi esposo la
vemos crecer, reír y existir. Ya quiero otro bebé.
Nota: esta es mi perspectiva y la maternidad es vocacional.
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