miércoles, 24 de agosto de 2016

Apostar en el principio para ganar prosperidad



 -Lo más importante que una persona debería preguntarse en la vida: ¿Es este universo amigable? –  Albert Einstein.
A lo que se refería Einstein, conjeturo, es a la elección diaria de mirar el lado bueno inherente de la cosas, a la decisión de confiar en el universo, y de expresar gratitud como un cambio sustancial de vida que genera prosperidad. Pero, cómo aterrizar esos pensamientos e ideales en el plano concreto del actuar diario.
Partiendo desde el entendido de que no estamos solos en el universo y nuestras acciones repercuten en los demás y viceversa, podemos entender que sí, el cambio viene desde nosotros, pero generando una conciencia colectiva.
Para mi, no hay humanos buenos ni malos, solo humanos; humanos con intenciones personales positivas. ¿De dónde surge entonces el crimen y la violencia? ¿Cómo esperamos que individuos que no encuentran valor en su vida valoren la de los demás?
Hace poco llamaron mi atención los comentarios del profesor James Heckman (ganador del Premio Nobel, y profesor de Economía en la Universidad de Chicago) quien asegura que el contexto familiar en la infancia es un factor que predice futuras capacidades cognitivas y socioemotivas, incluyendo temas de delincuencia y salud.
Afirma que según estudios en relación a la inversión en la primera infancia, por cada dólar invertido en Estados Unidos, el beneficio en términos de reducción de crímenes y encarcelación, resulta del 7%, un margen de rendimiento mucho mayor al de la bolsa de valores.
Por otro lado, Lance Lochner, catedrático e investigador de la Universidad Autónoma de México en Capital Humano y Productividad, propone la tesis de la reducción de la delincuencia potencializando la educación de las personas. Basado en análisis estadísticos, encuentra que la educación influye en la disminución de la delincuencia pues se relaciona con el aspecto financiero de la persona pero también en el fortalecimiento de redes sociales.
Se dice que hay más gente que humanos en el mundo. No se ha comprendido el alcance que tiene el beneficio de darle a las personas la capacidad de ser autónomas, productivas, y de reducir la desigualdad social. Es evidente que la falta de oportunidades pone al individuo en una situación de riesgo ante los grandes recursos de la delincuencia organizada.
La cuestión es entonces si las criaturas son descuidados por sus padres o por el ambiente. Pensando como madre de familia afirmo que ningún padre en su sano juicio quiere ver mal a sus hijos; pensando en los niños como ciudadanos, no entiendo gobierno que interesado en el futuro de una nación, no se preocupe por el desarrollo de los niños y no invierta en la crianza de los mismos.
Entiéndase que esto va más allá de repartir “lechitas” a infantes en donde en realidad no acostumbran a tomar leche y les es muy difícil digerir. Esto viene desde la observación de padres preocupados por darle lo necesario a sus hijos, que quieren trabajar en mejores condiciones y que se encuentran con empleadores a los cuales no les interesa su situación y mucho menos si pueden cumplir con su labor de cuidado y educación.
La concepción de un bebé debería ser una alegría y responsabilidad compartida por todos. Como parte de la comunidad, piensa que los niños más y menos favorecidos convivirán en un futuro y serán los administradores del mundo; cambiar el comienzo de la historia, puede cambiar toda la historia.
Aquí algunas ideas de en dónde y cómo ayudar con muy poquito:
amoroviedo@gmail.com
@LaValentinaAmor

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