martes, 26 de octubre de 2010

ENCONTRAR - LIGAR- ATACAR- PROBAR

(Cuidado: el contenido de estas historias es verídico).
Le sucedió a una amiga de una amiga de una amiga…
 A veces esta todo planeado para que sea perfecto, pero es solo un plan. El sujeto pasa por ella, abre la puerta (aquí quiero hacer un paréntesis, y es que yo no sabía que estaba saliendo con un amigo de años hasta que de pronto empezó a abrirme la puerta y acercarme la silla, ya sus intenciones eran otras…continúo) la lleva a uno de los restaurantes más caros y de renombre. Cena deliciosa, una botella de vino, ¿por qué no dos? Porque ¡NO! Porque dos es un exceso, con los nervios y la situación, ella se levantó y caminó tambaleándose hasta el baño. La rosa que le regalaron durante el postre fungió como maraca mientras mi salía gri-cantando del lugar mientras el sujeto la sostenía. ¿Quieren saber si el sujeto se la presentó a sus padres alguna vez? La respuesta es no.
El sujeto observaba durante un buen rato analizando todos sus movimientos, finalmente decidió acercarse, eso no fue sorpresa, la sorpresa vino después al escuchar por una hora la cantidad de tonterías que salían de su gran boca. “Quiero hacerte feliz”, “quiero que viajemos juntos”, “quiero que nos amemos por siempre, porque yo te amo”. Un insulto a mi inteligencia, pensó ella, pero ahí se quedó escuchando mientras pensaba en lo bien que estaría en su casa viendo una película o en cualquier otra situación. Obviamente no volvió  a ver al tipo nunca, pero al mes se enteró que el sujeto acababa de comprometerse para casarse.
Él decía: “yo no veo futbol, considérate una suertudota, a mí no me gusta venderme o vender una idea, yo soy tal como soy, no invento nada”. ..   Él, después de media hora de chistes machistas y de regañar desagradablemente al mesero, voltea con ella y le pide: “ahora dime algo bonito”. Ella: “si no hay nada bueno que decir es mejor callar”. Él ríe nerviosamente y pone cara de borrego a medio morir; ella agrega: “sin llorar putito” seguido de un golpe casual en el hombro.
Después de una desagradable decepción amorosa, un día después, se sentía lista para salir. Después de más de un par de tragos el sujeto la invita a bailar. Confundida y mareada por tanta vuelta es tomada fuertemente entre los brazos fuertes del caballero. La besó. Ella se separa contundentemente y pide un momento con sus dedos para después voltear la cabeza, mirar el piso y sí, vomitar…
No hay nada como la sencillez de la casualidad.*

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